Hacking social: tras las líneas enemigas
Como desarrolladores nos pasamos la mayoría del tiempo hackeando: optimizando bases de datos, configurando servicios, integrándonos con APIs de terceros. Normalmente nos sentimos mucho más cómodos trabajando con máquinas que con personas. Sin embargo, tarde o temprano acabamos en un proyecto en el que tenemos que gestionar un equipo, un cliente o, peor, a nuestro jefe.
Nadie nos explica cómo se hace y tenemos la idea de que esto puede ser la guerra. Voy a intentar dar una visión diferente (y muy personal) de la que normalmente tenemos acerca de este tipo de trabajo. Intentaré explicar por qué esto puede llegar a ser un reto apasionante y por qué, en el fondo, no está tan alejado de nuestro día a día como solemos creer.
Contaré lo que nadie me contó a mí y que hubiera agradecido que alguien me hubiera contado en su momento.